martes, 4 de mayo de 2010



Lugar: El Paraíso, al este de Higuerote, Barlovento, centro-norte de Venezuela.Este debe ser un subadulto, ya que su plumaje es ya muy parecido al del adulto, pero las partes blandas de la cara todavía carecen del color amarillo del adulto.El Chiriguare ha sido incluido en el sitio de la Sociedad Conservacionista Audubon de Venezuela como Ave del Mes para febrero de 2009. Pueden encontrarlo aquí.Place: El Paraiso, east from Higuerote, Barlovento, north-central Venezuela.This one has to be a subadult, so long as its plumage is very similar to that of an adult, but the head's soft-parts lack yet of the yellow color of adults.____________________________________________________________________Sobre esta conocida ave escribí en una oportunidad lo que sigue. Este texto, con algunas modificaciones, ha sido publicado también en el sitio de la Sociedad Conservacionista Audubon de Venezuela en la sección Ave del Mes correspondiente a febrero de 2009, según se puede ver aquí.____________________________________________________________________Hay una rapaz diurna de la familia Falconidae que combina el amarillo con otros colores llamado chiriguare en el oriente del país y caricare o caricari sabanero en otras zonas, incluido Barlovento. Tiene la cabeza, la garganta y la parte ventral de tonalidades amarillo cremosas y blancuzcas y la espalda, alas y cola marrones, esta última con bandas blancas, en tanto que los ejemplares juveniles muestran en la cabeza y pecho manchas parduscas. Tiene además el pico gris azuloso, el céreo (llamado por algunos cere), es decir, la capa de piel delgada que cubre la base del pico, amarillo naranja y el aro ocular amarillo con una raya negra que se prolonga desde este último hacia atrás. En Barlovento el caricare o caricari (Milvago chimachima cordatus) es muy común, lo mismo que en otras partes del país, gracias a su versatilidad y adaptabilidad, ya que se alimenta prácticamente de lo que sea, incluida la carroña y materias vegetales, sintiéndose a gusto tanto en las selvas lluviosas como en las deciduas, en el llano y en la montaña, en los campos sembrados, en las orillas de las carreteras y autopistas y en las ciudades, en las cuales se ha insertado sin dificultad. No le teme al hombre ni éste tampoco le tiene aprensión ya que, según afirmaba Agustín Codazzi, «rara vez ataca los corrales en que están las aves domésticas» (Codazzi, 1960 [1841], Vol. I, p. 196), desinterés hacia estas últimas que ha debido contribuir bastante a que el caricare continúe siendo un ave muy común.Su variada dieta incluye garrapatas, por lo cual se le llama también garrapatero, gustándole «posarse sobre el ganado, así como sobre otros animales... como venados y chigüires. Estos últimos frecuentemente se recuestan y voltean para permitir al Chiriguare caminar sobre su cuello, pecho y vientre, con la clara intención de ser desparasitado por el falcónido» (Gómez, 1994, p. 35). Por su afición a la carroña tampoco es raro verlos en grupo alrededor de un cadáver, sin pelearse entre ellos, o en compañía de los zamuros, de donde proviene el dicho según el cual «después que zamuro come, chiriguare roe» (Rosenblat, 1974 [1956], Tomo IV, p. 122), que sería una «alusión al hábito del chiriguare de roer los huesos de las carroñas» (Alvarado, 1984 [1921], p. 177), o aquel otro que asegura que «zamuro no cae en trampa ni chiriguare en batea (tiene gran habilidad)» (Rosenblat, 1974 [1956], Tomo IV, p. 214). Por cierto que en el oriente de Venezuela hay una diversión o comparsa (nombres con que se conocen algunas manifestaciones populares histriónicas) en la cual aparecen como personajes el brujo Machuco, el zamuro y el chiriguare, aunque este último no es propiamente el caricare sino más bien «simboliza un animal fabuloso que vive cerca de una laguna. Tiene cola de burro, boca de bagre, pezuñas y corona de pelo. Por su raro aspecto constituye el terror del vecindario. Nadie se atreve a hacerle frente. Sin embargo, el Brujo Machuco, por medio de unos exorcismos acaba con el poder maligno del Chiriguare. El Zamuro, que estaba escondido, hace acto de presencia y con su pico extrae las tripas de aquel animal» (Domínguez y Salazar, 1969, p. 226). La escenificación incluye disfraces, baile y canto, con un estribillo que dice «Chiriguare, Chiriguare, / Zamurito te va a comer, / te va a comer, te va a comer, / te va a comer, te va a comer», en tanto que las estrofas cuentan la historia de la siguiente manera:«Cerca ‘e la lagunasale el Chiriguare,con rabo de burroy boca de bagre.Dicen los vecinosdel pueblo ‘e Campoma,que tiene pezuñasy tiene corona.El Brujo Machucocon sus dos peones,mata al Chiriguarecon sus oraciones.Sale el Zamuritoque estaba escondío;bailando el joropose come el podrío...»(Domínguez y Salazar, 1969, p. 226 y 229)Sin duda el origen remoto de esta representación habría que buscarlo en el pasado indígena de la región de donde es originaria, bastante rico por cierto, condimentado con agregados europeos, tales como el burro, los peones, las oraciones y el joropo. En todo caso este chiriguare, salvo en lo que respecta al nombre, parece guardar una relación sumamente remota con el inofensivo para el hombre y ciertamente simpático caricare. Menos diáfano es el hecho de que chiriguare haya sido también un vocablo con que se designaba «una situación pública de penuria general, sea por causa de guerra, de mala administración o de otra cualquiera por el estilo» (Calcaño, 1950 [1896], p. 389), en tanto que ser un chiriguare es una «expresión que se usa para referirse a una persona que carece de los recursos económicos básicos» (Núñez y

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